lunes, 30 de noviembre de 2009

Tenia Lady

Y aqui arremete otra vez la seccion de "El Pictiogüarri".

Desde siempre las mayores preocupaciones de una mujer han sido "El periodo" y su peso. Pues con este revolucionario producto "La Tenia Lady" le damos solucion a ambas a la vez.


Se recomienda usar rasurada que si no se enganchan los dientes.

martes, 24 de noviembre de 2009

Retrospectiva Paquidérmica, Parte 1



El elefante rosa, en profunda reflexión.

Hace ya más de un mes que se me ocurrió una idea descabellada: la idea de crear un blog. Ha sido un mes largo, de locuras, ilusiones y desatención de los estudios; de indagación en el intrincado mundo de los bloggers, esos seres marginados por la sociedad, que se dedican a predicar sus ideas en la Red porque en sus vidas terrenales carecen de atención emocional. Ha llegado la hora de dejar el pasado y comenzar una nueva era. Pero antes de ello, echemos la vista atrás y analicemos el camino recorrido.

Cuando uno quiere escribir un libro, se prepara leyendo las más diversas novelas. Cuando quiere hacer una película, devora filmes en cantidades ingentes. Pues cuando uno quiere hacer un blog, lo lógico es empaparse de las numerosas bitácoras que hay disponibles por Internés. Armado de mi batín y diversos snacks que me acompañaban en mi retiro de ermitaño, me dispuse a estudiar los blogs para aprender las técnicas del buen blogger.

Dejadme aclarar una cosa primero. Cuando uno oye el neologismo blogger, le vienen a la mente dos imágenes:
- Un friki insociable que intenta conseguir popularidad ocultando su deficiente físico tras una fachada de misterio.
- Un autor/ escritor/ presentador famoso, que usa el blog como herramienta para expresar sus pensamientos ante sus fans internautas.

Pues bien. Que sepáis que el 83% de los bloggers no son ni lo uno ni lo otro. El 17% restante, bueno, comprende los blogs de Jimenez Losantos, Marta Sánchez, Berto y otros exponentes culturales españoles, o bien de personajes que pregonan sus gustos bizarros en la red (también conocidos como freaks, no confundir con los frikis al uso. Los frikis al uso sólo bailan bailes ridiculos en las convenciones anuales).

Dejando al lado a estas pobres almas, la mayoría de los blogs pertenece a otro tipo de gente. Entras en el blog esperando deleitarte con mútiples ofertas audiovisuales y ¡Voilà! aparece una imagen de la disección de un ano. O bien a una señora con un falo por nariz. Y esto sólo es el principio. Te dispones a leer la entrada más a mano, esperando recibir una dosis de alta cultura, y.... enlaces a videos bizarros. Crítica destructiva. Lenguaje obsceno. Juegos de palabras macabros y consignas monótonas y repetitivas. Los bloggers son, amigos míos, gente falta de amor, personas semiautistas que buscan en la red el cariño que se les ha negado en la sociedad, por su bien. Un manicomio virtual, con banners por camisas de fuerza y estadísticas por tranquilizantes.

Pero lo malo gusta, y cual fue mi sorpresa al verme adicto a esa espiral de marranería y violencia bloggera. Vivimos en tiempos decadentes donde a un señor que hace esculturas con mocos se le llama artista, y qué demonios, en la red no hay censura, al menos si no vives en China. Así que tomé nota y me dispuse a crear mi blog con una consigna: pon lo primero que pienses, y si tiene contenido sexual gratuito, pues mejor. Vi, fui, y creé. Y aquí nació la versión beta del inefable elefante rosa.

Ahora, tras un mes de profunda reflexión y evolución, es la hora de que el blog evolucione y se convierta en un futuro próximo en el mejor blog de la historia. Pero antes, aprovechemos esta retrospectiva para hacer acopio de los aspectos mejorables de este blog:

- En primer lugar, como todo mesías, me gustaría dirigirme a vosotros, al vulgo. Sí, a vosotros los lectores (se que estáis ahí, aunque os ocultéis). Sin vosotros no tendría sentido el blog, etc, etc y toda la parafernalia pelotera. Por ello, y agradeciéndoos vuestra paciencia e interés (porque hay que tener cojones para leer esto) os pido una cosilla: COMENTAD HIJOS DE LA LUPA CAPITOLINA. Sólo cuesta 2 minutos de vuestro tiempo darle al comentar y demostrarme que no me estoy volviendo como el resto de los bloggers, es decir, autista y endogámico. Que dejar el méssenyer 5 minutos no os provocará un efisema pulmonar ni nada por el estilo. Que para siete entradas tener sólo un comentario es un récord digno de los Guiness.


Sí, esa es vuestra madre. Y esos sois vostros, queridos lectores.

- Para vosotros también hay, miembros del Staff. Sí. vosotros, los colaboradores del elefante (no son mis pseudónimos. Son gente que existe de verdad): dejad de hacer vuestras anodinas tareas cotidianas como estudiar y dedicaos a esto. Hará vuestras vidas mejores.

En último lugar, y no por ello más importante, hay que tener presente una cuestión esencial: ¿de qué cojones va este blog? Pues para eso he estado experimentando. Y he llegado a varias conclusiones. A ver que opináis de las siguientes temáticas (así ponéis en práctica lo dicho antes. No os olvidéis de dejar constancia de lo grande que es vuestro dios Nwanda):
- Un blog al uso, es decir, criticando a todo dios desde el desprecio y la mofa.
- Un blog de una ideología política extrema: nazi, comunista o nazi-comunista, para conseguir público rápido (esta opción es poco viable, tengo aprecio a mis extremidades o lo que quede de ellas, no me gusta que me las arranquen en público)
- Un blog de gastronomía.
- Un blog de sexo (bueno, de esto iba a tener de todos modos, ¿qué os esperábais?).


El elefante rosa siempre os está observando. Palabra.

Ya me diréis que opináis. Pero puede ser que no sea de nada en especial y de todo un poco (es decir, un truño total. Quiero decir, un éxito total). Ahí os dejo con la emoción y el suspense. Antes debo deciros que os esperan multitud de sorpresas en la versión definitiva del blog, como nuevas secciones (si mis inefable colaboradores se dignan), un nuevo aspecto más kitsch, y sobretodo, mejor. Quedáos con eso, mejor.

Os espero en el nuevo Inefable Elefante Rosa.

martes, 17 de noviembre de 2009

La parábola del señor mosquito.




La imagen de la semana viene con sorpresa: ¿Hombre o mujer?

Hoy, amigos, amigas y demás basca, voy a contar el cuento del señor mosquito:

El señor mosquito nació un caluroso día de verano. Su primer hogar fue una charca, la misma en la que sus padres, papá mosquito y mamá mosquito, habían vivido su historia de amor, antes de las lluvias. Su mamá depositó la saca de huevas en una hendedura del terreno, esperando que llegaran tiempos mejores; hasta que un chubasco veraniego repentino inundó la oquedad insuflando vida en las aletargadas huevas.

El día que nació, también lo hicieron sus cientos de hermanos y hermanas. Una familia numerosa, sin duda. En este entorno hogareño creció, alimentándose de detritus y otros deliciosos manjares que caían en la mesa de cuando en cuando. Sin embargo, nunca conoció a sus padres. Su padre, según se dice, murió bajo el cruel yugo de una lagartija; su madre, murió con valentía mientras se enfrentaba a un bote de Raid.

Muchos de sus hermanos y hermanas cayeron en el largo quehacer que es la vida de una larva. Aves, insectos y peces, se abalanzaban sobre ellos sin piedad. La lucha por la supervivencia es una guerra sin piedad que se lucha en todos los campos de batalla, aún si este campo de batalla es una pequeña balsa de aguas estancadas. Pero el señor mosquito sorteó todos los peligros, y se convirtió en adulto.

El señor mosquito, de cerca.

Puede ser que nadie pueda apreciar la sublime belleza del mosquito común en su fase adulto. Esas alas que producen un zumbido celestial. Ese estilete, que tan dulcemente perfora la piel de los mamíferos. Qué os voy a contar. Los hermanos y hermanas del señor mosquito emergieron del agua, tras una breve pero no por ello menos conflictiva etapa adolescente de ninfa. Con sus recién estrenadas alas, levantaron el vuelo, y se prestaron a cumplir su misión vital. Los machos, a zumbar sobre las flores. Las hembras, a picar a mamíferos. Apareamiento, puesta, muerte. Algunos lo cumplen. Otros fracasan aplastantemente (bajo el peso la mano de la justicia). El ciclo de la vida.

Pero el señor mosquito no era así. Aunque nació hembra, él se sentía todo un hombre. En la charca había espantado a los peces y había iniciado una revolución antinaturalista, oponiéndose al destino que dictaban sus genes. Algunos de sus hermanos lo escucharon. Otros lo tomaron por loco. Pero cuán decepcionado quedó cuando, el día que alcanzó su madurez, sus hermanos le dieron la espalda. Son los genes, dijeron. Ése día decidió que iba a dar la espalda al mundo, y se convirtió en un paria.

El señor mosquito vagó durante mucho tiempo, sin rumbo fijo. Frecuentó alcantarillas, garitos de cucarachas y otros lugares poco recomendables; hasta que un día, una mosca amiga suya que se prostituía en el vertedero le indicó donde podría encontrar el porqué de su problema en la naturaleza: en un psicólogo argentino.

El mosquito, sin perder tiempo, y aún sabiendo que aquello iba a acabar con sus pocos ahorros (la crisis nos afecta a todos), fue a visitar al mejor psicólogo argentino de la ciudad, el doctor Mengueche. Éste le reveló que la raíz de todos sus problemas era el cambio climático, que le había afectado a los niveles más profundos de su subconsciente, provocándole un rechazo hacia los valores establecidos de la sociedad mosquitil, según la novísima teoría del postambientalismo psicológico.

¿Qué puedo hacer, doctor? Preguntó el afligido mosquito. A lo que el doctor le contestó: No podés haser nada boludo. ¡Disfrutá de la vida, que son dos días ché!. Entonces el mosquito, sin decir nada, abandonó el consultorio del doctor, previo pago de XXX euros.

El señor mosquito siguió errando. Vió pasar el verano, entrar el septiembre. Contempló cómo sus congéneres morían uno tras otro, agotados en el frenesí del ciclo vital. Pero el seguía vivo. El cambio climático me hizo así, pensó.

El señor mosquito, en tiempos de farra y locura.

Llego octubre, y el señor mosquito se desesperaba. El cambio climático conspiraba contra él. Alargaba los días de calor, provocándole una acuciante sed de sangre, a la que había renunciado cuando se convirtió en transexual. Nacían nuevas generaciones de mosquitos, cosa inusual, en mitad del otoño. Le parecía que se burlaban de él, yendo y viniendo, casi conscientes de que la muerte les vendría cuando cayesen la temperaturas, viviendo aceleradamente.

Hasta que una noche del principio de noviembre no pudo más. Espoleado por una locura sangrienta, se abalanzó, cual aviador japonés contra barco estadounidense, hacia una ventana entreabierta. Allí, con la paciencia del asesino, esperó.

El inquilino entró en la habitación, apagó la luz y se acostó. El señor mosquito, sin poder esperar, se abalanzó. Pero cuál sería su sopresa al descubrir que la supuesta víctima indefensa no estaba tan indefensa. La víctima levantó sus brazos como montañas, una y otra vez, resitiendo los embites del señor mosquito, durante toda la noche.

Llegó el día, y con él el cansancio. El señor mosquito, vencida ya su rabia y su locura, comprendió que, más le valía haberse marchado con sus hermanos para cumplir su misión vital. La ignorancia, el dejarse llevar. Todo es mucho más sencillo, si dejas que las decisiones se tomen por tí.

Enfrascado como estaba en sus cavilaciones, no advirtió como el dueño de la habitación se levantaba, con un brillo demente en sus ojos. Tampoco se dió cuenta cuando la mano de la justicia se cernió sobre él. Y se hizo la noche.

Y con esto se acaba el cuento del señor mosquito, queridos amigos. Pero antes, reflexionad: ¿Quién tuvo la culpa de lo sucedido? ¿El señor mosquito? ¿El cambio climático? ¿El dueño de la habitación? ¿El doctor Mengueche?.

Pensad en ello.

Willy de Poo



Y con esta imagen estrenamos la nueva seccion de "El Pictiogüarri".

Espero que sea de su desagrado.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Frase nihilista nº1

La vida es larga y dura.

Chúpame la vida.

martes, 10 de noviembre de 2009

Barrio Sésamo, detrás de las cámaras.


Como todos sabéis, sobretodo si habéis frecuentado Google estas últimas semanas, Barrio Sésamo ha cumplido 40 años. Sí amigos, esa serie entrañable que llenaba las tardes de nuestra infancia; de la que proceden personajes tan populares como Epi, Blas o Triqui, el monstruo de las galletas; y que nos enseñaba conceptos tan abstractos como los colores, las direcciones o el protocolo básico entre dos miembros de una sociedad humana (también conocido como hola y adiós), se enfrenta al fantasma de las series cuarentonas.

Por ello, El inefable elefante rosa se ha propuesto rendirle homenaje. Pero no se trata de un homenaje al uso. Nosotros nos encargaremos de mostrar la verdadera vida de los protagonistas de esta serie, que ha dejado una honda impronta en la infancia de medio mundo. Nosotros os enseñaremos la vida entre bastidores de estos individuos peculiares. Nosotros separaremos el mito de la realidad, para que el mundo vea que, tras esa fachada de psicopedagógica perfección, había personas, personas de la calle, personas (o seres humanoides, si lo preferís) de carne y hueso.

He aquí la verdadera vida de los protagonistas de Barrio Sésamo:

- Epi y Blas: En sus orígenes fueron chicos huérfanos que malvivían en un orfanato de Chueca, dedicándose a la performance callejera con la que intentaban salir adelante. Los productores del programa vieron potencial en ellos y los contrataron, pasando de la vida en la calle a la fama y el lujo a una velocidad vertiginosa. Los rumores decían que eran homosexuales y mantenían una relación, rumores que se confirmaron cuando salieron a la luz imágenes que los mostraban a ambos en pleno acto sexual. A continuación os mostramos una de estas imágenes (las demás imágenes las omitimos, pues son de alto contenido homoerótico y no son apropiadas para el público general):


Epi y Blas en plena fornicación

Estos rumores y el escándalo consiguiente propiciaron una ruptura personal y profesional entre la famosa pareja y abandonaron Barrio Sésamo, tras lo cual cada uno persiguió un nuevo aspecto artístico: Epi se combirtió en cantantautor, compartiendo escenarios con artistas de la talla de El chivi o Manolo Cabeza Bolo. Blas, por su parte, inició una nueva carrera como bailarina de cabaret, bajo el pseudónimo de Christy La Màgnifique, en cierto bar de carretera de Hospitalet de Llobregat.

Dos años después, ambos se encontraron y se reconciliaron, reintegrándose en el equipo artístico de Barrio, que los recibieron con los brazos abiertos, aunque las malas lenguas dicen que esto se debió más bien por la ineptitud de los dobles de ambos que contrataron a su marcha (ciertas fuentes afirman que se trataba de unos tales Tinky Winky y Dipsy).

Desde entonces Epi y Blas han contraído nupcias con la instauración de la nueva ley que permite el casamiento de los homosexuales y viven en un pisito de la Gran Vía; y parecen haber encontrado una nueva forma de expresión artística en el Metal Extremo en su grupo de Grindcore, Last Days Of Humanity (Últimos Días de la Humanidad). Aquí tenéis un video de los ensayos:




- Triqui: El autodenominado Monstruo de las Galletas es un ejemplo claro de una carrera brillante echada a perder. Una joven promesa del cine de terror de serie B y promotor del naciente género del Death Metal, Triqui empezó su carrera con éxitos en la escena underground estadounidense como Tastes so good, en la que muestra su convicción en la legalización de las galletas, droga que más tarde acabaría por arruinar su vida:




Años después, Triqui acepto un papel en Barrio Sésamo, en el que interpretaba a un obseso por los bizcochos de factura artesanal. Pero qué cerca estaba esto de la realidad. Cuanto más años pasaban, más agresivo y esquivo se mostraba; hasta que un día, en una gala nocturna, Triqui agredió a un paparazzi bajo los evidentes efectos de alguna droga. Poco después, empezaron a aflorar imágenes que lo mostraban drogándose en los baños de un centro comercial:


El monstruo de las galletas, poniéndose en un aseo del Carrefour

Abrumado por tanta presión, Triqui intentó suicidarse con una sobredosis de galletas maría y napolitanas. Por suerte, sobrevivió a esta nefasta experiencia, y poco después ingresó en una clínica de rehabilitación de Malibú. Las últimas noticies indican que ha entablado amistad con otros internos, como Lindsay Lohan o Whitney Houston.

- La gallina Caponata: La famosa ave de Barrio Sésamo, conocida por su proverbial sensatez, no podría llevar una vida más distinta detrás de las cámaras. La gallina Caponata, revela el Inefable elefante rosa en exclusiva, padece de una severa bipolaridad transexual, un trastorno que la (o lo) lleva a adoptar la identidad del pollo Paco Pico en los momentos más insospechados:

La verdadera Gallina Caponata


Su alter ego, Paco Pico

Sí amigos. Ahora mismo sus mentes estarán procesando todavía la información. La gallina Caponata, aquella simpática ave de corral que les entretenía por las tardes, no es más que su promiscuo alter ego, asíduo de los bares de carretera. Al parecer la emoción de la fama produce que la dañada psique de la pobre gallina se intercambie con la del dominante Paco Pico. Por ello, sólo en los primeros episodios de la serie se puede apreciar a la verdadera Caponata, la cual debió sufrir algún trauma que todavía se desconoce durante el rodaje. De momento, psicólogos especialistas se están encargando de encontar una cura, sin demasiadas esperanzas.

- La rana Gustavo:

Karl von Untterhäusen

El batracio comentarista más famoso del mundo oculta un pasado turbio de simpatías pro-nazis durante la 2º Guerra mundial. Según parece, esta rana, cuya edad sería mayor de la que en un principio se suponía, no sería sino otro que Karl von Untterhäusen, un espía nazi que filtró las claves secretas del ejercito aliado durante la preparación del día D. Tras la guerra, fué perdonado por las autoridades de Nüremberg y se convirtió en corresponsal para los EEUU. Nadie sabe que hizo, o que dijo, para ser perdonado y posteriormente contratado para actuar en Barrio Sésamo.

- Elmo: Elmo llevó una vida relativamente normal hasta alrededor del año 2003, cuando empezó a frecuentar compñías poco recomendables que le convirtieron en lo que es hoy, un EMO con mayúsculas. Armado de sus camisas negras, sus pinchos, y su flequillo impidendo la visión de un ojo Elmo se dedica a predicar sobre el nihilismo, el sufrimiento de la existencia y el abandono del mundo por parte de Dios, llegando a amenazar de sucidarse en directo cortándose las venas, 2 veces. Incluso ha creado un juguete para difundir su mensaje, el emo cosquillas:




Como veis, nada es lo que parece, ni siquiera en Barrio Sésamo. Entre las paredes de esta entrañable comunidad de vecinos se ocultan personas huyendo de un pasado de marginación y problemas sociales. Quizá haya personas que piensen que son una amenaza para la chiquillada del mundo. Que no son el mejor ejemplo para los niños. Viendo nuestra generación, quizá tengan razón, pero, sinceramente: ¿dejaríais a vuestros hijos en manos de los Teletubbies? ¿De los Lunnis? Pensadlo y ya me diréis.

Viva Barrio Sésamo.

martes, 3 de noviembre de 2009

Día de canes


Foto guarrona de Megan Fox que desviará tu vista y provocará que leas esta mierda de entrada

Hay días en que la gente no debería levantarse. Días, en que males mayores podrían evitarse con un sólo gesto: no salir de la cama, ese refugio en el que tantas cosas se cuecen, psicólogo por excelencia; pensad en el dicho voy a hablarlo con el almohada y seguro que estaréis conmigo en que es mejor una buena sesión de siesting que un psicólogo argentino, especie que está invadiendo todos los estratos de la sociedad y de la que ya os hablaré más extensamente en otra ocasión. Y las camas no te cobran cifras obscenas e inalcanzables, excepto para filántropos y asaltaviejas con complejo de edipo.

La historia, la vida, está llena de ejemplos de estos días en que, cual retribución kármica de vidas pasadas de perversión y actos obscenos, todas las cosas salen torcidas.

Dejad que me explique. Yo no creo en la mala suerte, ni en el destino ni en pretensión determinista alguna. Si te caes no es por mala suerte; haber mirado el agujero de palmo y medio que había en la acera. Si te han atropellado no es que Dios te esté castigando por haber sido un sodomita judeomasón en el siglo XVI, es que cuando cruzaste te fijaste en la jamona que había en la acera de enfrente. Y no me vengas ahora a decir que es un castigo por tu lujuria, que si por eso fuera tendrías una tendinitis de caballo. Pero eso es otra historia. El mundo es, y que todos los estudiantes de ingeniería me perdonen, un manojo dinámico de probabilidades. Y para el que no me haya entendido, deja tu libro de derecho romano y coje Métodos Estadísticos para la Ingeniería. Serás feliz.

Pero días como estos me hacen replantearme mis teorías-tonterías al nivel más básico. ¿Cuantas probabilidades tienes de que al cruzar la calle pises un charco, de la nada aparezca un perro y te muerda; y mientras te deshaces del chucho se te rompa la mochila? ¿Son pocas verdad? Y si entonces apareciese un miembro de la mafia rusa y te pegara una paliza confudiéndote con un viejo miembro de la KGB que conoció en los tiempos de la Perestroika, ¿no sería ya la hostia? Son los momentos en los que pienso si Dios no es en realidad un viejo ludópata que juega a la ruleta con el universo (a los dados no, Stephen Hawking. Demasiado simple para un ser que creó el universo en 6 días, y luego gastó toda la eternidad para hacer una siesta).

Pero hasta un día como esos puede tener un reverso positivo. Puede causar que un estudiante con mucho tiempo libre e ideas de dominación mundial llegue a una conclusión, que los filósofos han tardado 2000 años en dilucidar: el género humano es un género falible. ¿Y cómo has llegado a esa conclusíon digna de un genio, oh gran Nwanda, os diréis? Pues es muy sencillo.

Una persona se levanta con el pie izquierdo un día. Pisa el charco. Le muerde el perro. Se le rompe la mochila y el mafioso ruso le propina la tunda de su vida. X días después, esa misma persona se despierta con la corazonada de que ése no será un buen día. Vuelve a pisar el charco.
Le muerde el mismo perro. Se le vuelve a romper la mochila que compró en el bazar de los chinos de la esquina. Un terrorista islámico (todos sabemos que los mafiosos rusos sólo atacan una vez y desaparecen. Es para darle un poco de realismo) le pega una curra por el bien de la Yihad. Y así pasará, pues esa persona seguirá culpando a la perra suerte de sus desdichas.

Se dice que las personas son los únicos animales que tropiezan 3 veces con la misma piedra. Y 10.000 . Se producen conflictos, guerras, cruzadas religiosas, Holocaustos. Culpamos a Dios, al destino, a nuestra madre o a la del vecino que se ha dejado la musica a toda hostia. Y no comprendemos que deberíamos culparnos a nosotros mismos por no llamar al maldito vecino y amenazarle con una escopeta recortada para recordarle que, a las 2, la gente normalmente duerme.

También ha sido la naturaleza humana, que nos define y nos putea, la que ha hecho que un estudiante haya querido apretar el gaznate a una empleada del Banesto por recordarle amablemente que sólo lo atenderá los martes y jueves de 8'30 a 10'00.

La culpa: del Carrefour, que las viste como putas.