Uno de los más grandes

Hay personas, quizá por un extraño azar, que parecen destacar sobre el resto de los mortales. Personas que tienen un don , que brillan cuan faro y que los demás no alcanzar ni a imitar; ante su magnificencia revolotean cuales polillas ante una farola, consumiéndose. Prohombres del ayer y del hoy; científicos, filósofos, artistas; gracias a ellos el mundo es tal y cómo lo vemos hoy en día. La entrada que nos pertoca está pensada como homenaje a una de esas figuras preclaras; un hombre cuya influencia en el acervo de la cultura ibérica sigue patente hoy en día.

Siento desilusionaros, mis queridos seguidores. Esta vez no se trata del homenaje a un servidor, sino a una figura que se encuentra en el Olimpo de la poesía y prosa. No se trata sino del celebérrimo y grandísimo Camilo José Cela. Este gran literato español, cuya maestría en la lengua de Cervantes y sus florituras en el arte del verso difícilmente encuentran parangón, alcanzó mi devoción tras conocer su inusual habilidad de absorber litro y medio de agua de golpe por vía anal, habilidad que sólo un ser divino puede poseer. Este faro de hombres, guía de descarriados y luz de cultos e incultos por igual nos dejó (en paz descanse en el cielo de los poetas junto Sespir) una obra maestra, que por poco conocida me sentí en la obligación de compartir con vosotros.

Su título es Camilo José Cela y el cipote archidonense. Sobran las palabras. Que lo disfrutéis en todo su fálico esplendor:

Parte 1


Parte 2

P.D: La entrada de hoy es corta, lo sé. Pero es que ante tanta magnificencia sólo cabe el silencio, como diría el poeta. Aprovecho para anunciar que, estimulado por la gesta literaria del maestro Cela, me he visto espoleado a crear mi propio soneto en homenaje y lo titularé Soneto en honor a Macumba. En breves lo tendréis ante vosotros. Keep waiting, my minions.